Cuando nuestros pequeños van a la escuela infantil es común que sufren o protagonicen casos de mordidas a otros pequeños.

Para entenderlos y controlarlos es necesario entender a qué se deben.

Cuando se trata de mordidas de bebés o de niños que no tienen ni dos años, esto tiene una explicación relacionada con su desarrollo y crecimiento, ya que en muchas ocasiones, el morder es un reflejo que tienen para buscar el alivio a las molestias de los dientes.

Hay que tener en cuenta también que, al encontrarse en la etapa oral, exploran a través de la boca. De esta manera ellos conocen texturas,  formas y temperaturas, por lo que la causa de las mordidas puede ser una simple reacción de su curiosidad.

Los más pequeños no vinculan la mordida con el dolor que pueden causar, por lo que, incluso, puede significar una muestra de cariño. Por eso es importante que los papás enseñemos a través de besos, caricias y abrazos.

A partir del primer año, las mordidas pueden ser utilizadas como una herramienta de comunicación para expresar enfado, frustración incluso para llamar la atención. En ocasiones es utilizada como señal de dominio sobre otros niños.

Es común observar un aumento en casos de mordidas cuando nuestros pequeños entrar a la guardería o escuela por primera vez. Esto se debe a que es la primera vez que conviven frequentemente de tú a tú con sus iguales, y donde además tienen que compartir espacios, juguetes y sobre todo atención. Es decir durante esta etapa, las causas de que un niño muerda otro podría deberse a que:

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