Sobradas veces hemos escuchado decir que los menores imitan lo que hacen los adultos. ¿Que implica esto? ¿Cual es el ejemplo que les queremos dar? ¿Deberíamos jugar a ser perfectos y a nunca cometer errores? ¿Es eso posible? ¿Es eso lo mejor para ell@s?

Según una nota para emujer.mx (click aquí), los bebes comienzan a imitar a sus padres a los 20 minutos de haber nacido, simplemente porque es una de las formas más fáciles de aprender. Nuestro cerebro contiene las llamadas «neuronas espejo» que «…se encargan de guardar información de los demás que después podemos repetir en carne propia».

Los expertos en terapia Gestalt, Clotilde Sarrió y Alberto Soler Montagud, explican que si queremos que un/a niño/a adquiera hábitos saludables, deberemos ponerlos en práctica en frente suyo. A su vez habrá que contemplar que nuestros códigos éticos y sociales, probablemente serán los que definan en mayor medida su comportamiento (Más información: click aquí).

Educar y criar a menores es un ejercicio de atención y conciencia plena. Requiere de nuestra presencia y foco, pues nosotros somos espejo y ell@s son esponjas que todo lo absorben. Implica poder tomar conciencia de lo que hacemos, decimos y expresamos y del impacto que esto tiene en él/la otro/a. De alguna manera es una invitación a poder plantearnos como somos y como queremos ser y cuales son las actitudes, acciones y mecanismos que nos pueden llevar a ser mejores personas. Si nuestra intención es educar a personas para que sean felices y desarrollen su máximo potencial, ¿de que manera aplicamos eso en nuestras propias vidas?

Así como planteabamos en una nota anterior («¿Que hacemos con la frustración?»: click aquí), también podemos enseñar mucho a través de la manera en que gestionamos nuestros errores, fracasos y malos hábitos. En este sentido la humildad, el reconocimiento de nuestras equivocaciones, el saber pedir perdón y otras actitudes similares pueden llegar a enseñar a veces mucho más que un acto «correcto». ¿Por qué? Pues porque así demostraremos que también nosotr@s estamos en un continuo proceso de aprendizaje y mejora. Si queremos enseñarles valores, nada mejor que poder ponerlos en práctica nosotros mismos, tanto en «las buenas» como «en las malas».

El proceso de educar y criar es paso a paso y día a día. Cada intento cuenta y cada momento y encuentro pueden dejar huella.

Para terminar los invito a realizar una actividad. Dibujen dos columnas. En la primera (izquierda), escriban algunos valores que les gustaría transmitirle a sus hij@s. En la segunda (derecha) escriban cuales son las acciones y actitudes a través de las cuales pueden enseñarles aquello. Piensen en ejemplos concretos de la cotidianeidad. Cuanto más puntuales y específicos sean, mejor. Luego dejen aquel papel en un lugar visible para ustedes y proponganse ponerlo en práctica. 

«Haz algo pequeño constantemente y verás como logras cosas grandes» (Las reglas de Olafo).

A continuación les dejamos un video a modo de reflexión:

 

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