El uso del móvil es cada vez más frecuente en nuestra cotidianeidad. Nos facilita muchas cuestiones, especialmente la comunicación con personas que no se encuentran tan cerca de nosotros. Ahora, ¿que pasa con las personas que tenemos más cerca? ¿Que tipo de ejemplo estamos dando a través de nuestras conductas y acciones?

En un artículo online de El Comercio (ver aquí) se menciona la importancia que tiene la interacción cara a cara con los hijos para su aprendizaje y desarrollo emocional, particularmente en edades tempranas. También explican, a partir de investigaciones realizadas, que la indiferencia de los padres y madres hace que sus hijos e hijas hagan más berrinches/rabietas para llamar su atención, lo cual a su vez irrita a los adultos y en muchos casos los lleva a enfadarse.

Recordemos que estamos en una era en la cual el uso de las tecnologías es cada vez más fuerte. Debemos trasmitirles el ejemplo en términos del uso consciente y medido de los dispositivos electrónicos además de valores y prioridades para la vida.

A veces deberemos atender asuntos urgentes que requerirán que le prestemos más atención al móvil, eso es cierto y comprensible. La cuestión está en poder encontrar un sano equilibrio en nuestra rutina cotidiana y no caer en la indiferencia hacia quienes tenemos más cerca. Es importante cuidar los momentos de encuentro con nuestros hijos e hijas, poder generar espacios de conexión real y de calidad. Quizás una buena forma de administrar el uso del móvil es utilizarlo en mayor medida cuando los niños y niñas ya están dormidos, o si están jugando, leyendo o realizando alguna actividad. En el espacio de las comidas, por ejemplo, es óptimo no utilizar ni el móvil ni el ordenador ni el televisor pues es un momento con mucho potencial para la comunicación y el encuentro entre los distintos miembros de la familia.

Pensar en un uso moderado de nuestros dispositivos no solo traerá beneficios para el vínculo con nuestros hijos e hijas y para el ejemplo que les demos de cara al futuro; también será una oportunidad para estar más conectados con el momento presente y abiertos a sorprendernos y enriquecernos a partir del intercambio cara a cara.

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