Es muy difícil no caer en la situación de comparar hermanos, si bien sabemos que no hay que comparar, caemos habitualmente en el error de recordarle a uno u otro que su hermano o hermana son mejores en alguna situación.

¿Qué sucede con esto? Que parece un comentario a la ligera, con poca importancia porque probablemente estemos pensando simplemente estamos haciendo referencia a si su hermano es más ordenado o come mejor, pero en realidad lo que estamos haciendo es interiorizando en el «hermano comparado» que no es tan bueno como el otro.

Inseguridad y celos

Lo primero que sucede con esto es que generamos inseguridad, ellos saben que no lo hacen tan bien, que no son suficientes y lo peor es que probablemente estén haciendo lo mejor que pueden y no lo consiguen.

Esto lleva a lo segundo inmediato: los celos, la envidia y el deterioro de la relación entre hermanos. Algo tan sagrado y que tanto tenemos que fomentar como padres puede sufrir un serio problema.

Tenemos que tener muy presente que son dos (o tres) personas distintas, en todo los sentidos aunque haya cosas en las que se parezcan genéticamente o por caracter, son seres independientes. No pueden reaccionar de la misma manera ante las mismas situaciones porque sus emociones pueden ser distintas pero también su manera de percibir el mundo, los hechos, la vida puede ser distinta entonces ¿cómo no lo van a ser sus reacciones?

 

Opciones para no equivocarse

Cuando nos encontramos en este punto, de deseo frustrado porque vemos que un hermano de «más trabajo» que el otro debemos pensar antes que nada que no es la misma persona y que es imposible que actúen igual.

Si el tema es un mal comportamiento tal vez pensar qué hace que se comporte así, a diferencia de su hermano o hermana que lo hacía de otra manera y que nos resultaba más fácil o cómodo. De ésta manera, antes de juzgar o regañarles por ello, debemos tener presente que no podemos esperar que hagan lo mismo siendo personas distintas. ¿Acaso todos los adultos actuamos igual ante la misma situación? Incluso adultos compartiendo un mismo espacio de trabajo o educativo, reaccionamos y pensamos distinto. Ellos también están en el mismo entorno pero aunque se les eduque igual, nunca será igual porque ellos ya son distintos y la manera de criarles también deben ser distintas.

Hay niños o niñas que son más fáciles, es verdad, algunos demandan muchísimo y agotan antes porque ya no sabemos cómo entretenerles o conseguir que nos hagan caso. Pero es un trabajo de paciencia propio, de replantearse cómo le estamos hablando, cómo estamos intentando que nos hagan caso y tal vez hacerlo de otra manera. Cada persona es un mundo y ellos no son la excepción.

 

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